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Editorial
A medida que el Consejo avanza en sus funciones, es importante mencionar los avances alcanzados, pero también los desafíos que enfrenta para cumplir su rol de manera eficaz.
Uno de los avances más destacados ha sido la composición del Consejo Constitucional. La elección de sus 50 miembros mediante votación popular y obligatoria, siguiendo las reglas de elección de senadores, es una muestra de la solidez democrática de la sociedad chilena. La inclusión de personas independientes y la aplicación del criterio de paridad de género son pasos importantes hacia una mayor representatividad en la redacción de la nueva Constitución.
Hasta el momento, el Consejo Constitucional ha demostrado un comportamiento mesurado y cívico, dentro de las dificultades propias que implican las diferencias políticas evidentes que existen entre sus integrantes. La forma pacífica en que se han celebrado sus sesiones y la mesura en el tono en los puntos de prensa han contribuido, al menos, en alejar críticas respecto a su proceso de trabajo. Otro punto relevante a destacar, es la apertura a la participación ciudadana y la posibilidad de presentar objeciones a propuestas de normas aprobadas, mediante la celebración de audiencias públicas y la posibilidad de presentar apoyo a iniciativas populares de normas, demostrándose una voluntad de escuchar diversas voces y considerar diferentes perspectivas.
No obstante, el Consejo Constitucional también enfrenta desafíos importantes. Uno de ellos es la necesidad de mantener una agenda de trabajo eficiente que respete los plazos establecidos. El proceso de redacción de una nueva Constitución requiere tiempo, pero también es fundamental que se avance de manera oportuna para cumplir con los plazos fijados y evitar retrasos que puedan generar incertidumbre y dilación en los resultados del proceso.
Otro desafío relevante es la capacidad del Consejo para construir consensos y tomar decisiones que reflejen las diversas visiones y necesidades de la sociedad chilena. El Consejo está compuesto por personas con diferentes trayectorias y posturas políticas, lo que puede generar tensiones y desafíos en la búsqueda de acuerdos amplios. Es fundamental que el Consejo fomente el diálogo constructivo y la búsqueda de puntos de encuentro para lograr una Constitución que represente a todos los ciudadanos y que aleje los fantasmas de la fallida Convención Constitucional.
En suma, el trabajo del Consejo Constitucional hoy se apresta a vivir una de sus etapas más importantes: la presentación de indicaciones de adición, modificación y derogación de las disposiciones del Anteproyecto presentado por la Comisión Experta. Una vez que cada una de las bancadas presente sus enmiendas, podremos dar por iniciado el debate político y la real posibilidad de buscar y alcanzar consensos, mediante el diálogo, la responsabilidad y el respeto entre sus integrantes.
El Consejo Constitucional aún puede entusiasmar con su obra a una sociedad chilena hoy indiferente, si logra acordar una nueva Constitución con una legitimidad incuestionable.